miércoles, 17 de noviembre de 2021

Ensayo: Una razón obligada

 

Algunos seres humanos piensan que las razones de ellos tienen que ser las razones de todos. Todo pensamiento con razón es prioridad, pero no puede imponerse u obligarse, pero, desde la antigüedad hasta este mundo actual y moderno, todos pelean por imponer la razón, todos quieren ser partidarios de una razón incorporada en la sociedad, y esas razones han llegado a florecer, a tomar decisiones, ya sean justas o no. Considero importante reconocer que la razón podría no ser del todo la razón, pareciera como un punto de vista, pero no, tiene análisis y tiene determinación, ayuda a impulsar los pensamientos e involucra la acción, es una forma de acudir a la percepción de una situación en la cual surge un problema y se sumerge en la mente como una captación importante, al entender como se ha forjado un problema que debe ser solucionado a contrarreloj.

El mundo está hecho de razones, y quieren controlar las mentes humanas, quieren obligar al mismo ser humano a tener esa misma razón, pero, la razón, se supone que es parte de la toma de decisión correcta, y cuando sale a la luz, ante otros hay una reacción de aceptación o no. La razón persuade, la razón está escrita en libros, en diferentes opiniones, en discusiones. La razón es única y poderosa, la razón es vivir, la razón es existir. Desde la antigüedad ha dominado a las masas, al individuo por sí mismo. La razón, tiene convencimiento, controversias y a veces incomprensión, a veces es impuesta sin razón.

La razón tiene conciencia, sabe qué sí y qué no. La razón pelea su lugar en la sociedad, quiere dirigir, quiere conducir y manipular. Algunos son obsesivos con la razón, se oponen a los diferentes pensamientos y solo ellos tienen la razón, no ven un mundo de posibilidades sino solo el de una opción. La razón está en cada mente humana, y conmueve a otros cuando salen de la mente a la boca, palabras que contagian y se vuelven decisión. La razón ha cambiado al mundo, por sí o por no, y sigue siendo la misma sensación.

La razón controla la mente de quien piensa hasta que sale a la luz, a veces se queda en el silencio y otras veces no, depende el momento, depende la ocasión, en la que se exhibe para tomar una decisión. La razón es invisible, a veces se deduce o no, encamina al individuo a lograr éxitos y metas, a ser comprometido y a luchar por su razón. Conviene esperar, a que la razón convenza al mismo que la piensa, y a que sea un proceso de una a una cada decisión. Cada paso es una razón, que lleva al ser humano a la acción, a alcanzar sus compromisos o metas.

La mente humana es poderosa, es inquieta y camina al son del pensamiento según sentidos y emoción. La razón es el estudio de un caso sin razón, pero, que poco a poco inquieta al alma con pasión, envuelve al ser humano y lo contamina de poder, a veces no sale como es, pero, el hombre tiene más mente y más razones para convencer. La razón tiene movimiento, la razón ha dejado huella en el mundo, ha sido, a veces buena y a veces no, contiene mucha energía, y la experiencia que deja es fortalecida cada día más. Los pensamientos de la gente se vuelven una razón obligada para actuar y cumplir un sueño, una meta. ¿Qué sería la vida sin la razón? Pues considero que todo hubiera sido nada, la inteligencia no existiría, y las cabezas, ¿estarían vacías?, vivir solo por vivir, sin sentido, seríamos una especie de animal más, y aun así lo somos, la conciencia no nos hablaría, seríamos solo animales mamíferos que deambularían sin parar.

La razón está en la mente y no en el corazón, pero, considero que los dos se complementan en cada sensación y de vez en cuando los dos tienen toda la razón. Un presentimiento puede tener razón. La razón se comenta, a ver si conviene o si no, a veces se calla por no cometer un error. El hombre ha sido reprimido de su razón, prefiere callar y no luchar por su misma razón. A veces, la razón es callada por otros, porque esos otros creen tener otra razón, por eso en el mundo hay tanta gente que se calla ante la indignación, hay otros que tienen valor, y se enfrentan ante la razón de esos otros porque puede que sea mejor. La razón es inquieta, es latente, a veces se manifiesta sin palabras, y recurre a otra opción para salir a protestar ante la discriminación.

La razón es de cada quién, ya sea que tenga toda la razón o no, lo importante es sacar lo que hay en el interior. No hay que ser pasivos, hay que estar mejor convencidos de que todos puede que tengan razón. Hay una razón que sobresale más que otra y hay que ser conscientes de que puede ser mejor para solucionar un problema y tomar una decisión. Parece sencillo tener razón, pero, no es tan fácil quiérase o no, pues depende de la posición del otro, pero, pueden complementarse si están de acuerdo y cerrar una negociación. Tener razón es cuestión de análisis y de comprensión, a veces tiene que verse si conviene o no.

Las razones se han desarrollado desde el principio del hombre hasta hoy, ha invadido las mentes humanas y el corazón. Aunque digan que la razón está en la mente y no en el corazón, los dos tienen alguna conexión al tomar acción. Una razón puede cambiar al mundo, una razón también puede destrozar el corazón, así como también una razón puede destruir todo un progreso, o dañar la situación. Una mentira puede tener razón, pero, una razón no miente al corazón. El corazón detecta la verdadera razón, se llena de incertidumbre y de obsesión, por aquello que no tiene razón.

La vida es una razón para tener razón, no es cuestión de abandonarse a la suerte, dejarse morir, no es una razón para huir de los problemas y de la preocupación. Al tener un problema, lo primero es tener mente fría y razonar, caer al veinte de la verdad, lo mejor es aceptar la realidad, convencer al corazón de esa verdad. Transformar el corazón es razonar, ser diferente para mejorar, es razonar, eso no significa ser mejor que otro, si no ser una mejor versión de sí mismo. Razonar es motivarse, calcular, cooperar, trabajar, luchar, aprender, estudiar, conversar y experimentar.

Una razón es obligada, pues cada quien lucha por su existir, por ser. Muchos han logrado sobresalir. El porqué es necesario, en el ser humano, darse a sí mismo una explicación de quién se es y porqué existe, lo importante es la creencia, la fuerza, más que la justificación. La acción es voluntad, que da la razón.

La razón está en ver la realidad de las cosas, en ponerle seriedad a una situación, a tener una mente fría para conquistar un mejor pensamiento. Los sentimientos no juegan con la razón un papel importante porque no nos dejan ver con claridad, nos ponen ciegos y destruyen el enfoque con el que pretendemos conectar. Además, una razón puede romper un corazón y tratarlo muy mal, es por ello que considero, que siempre se nos ha dicho que poner la vida en los sentimientos no es razón, pero, es que la razón sin sentimientos es como una sopa sin sal, no tiene sentido, pero, también debemos ser conscientes de que nos puede ir muy mal.

Una razón obligada, es aquella que deseamos con el corazón, aquella que no sale nunca de adentro y que motiva nuestros días, la que nos da fuerzas y un motivo para vivir, es aquella que nos da la intuición, la que coopera y empuja nuestro porvenir, nuestro caminar. Una razón obligada, tampoco obliga al razonador, porque si no conviene, entonces, mejor no. La razón es la lógica que nos transmite entendimiento, comprensión, se compadece de nosotros sin opinión, es aquella que nos mira y nos seduce, está en la incertidumbre y en el amor.

La razón enamora, y provoca perseguirle a cada instante, nos acecha incansablemente, nos sostiene y nos compromete en la búsqueda de la felicidad, de una opción para vivir, para existir. La razón, es del niño que llevamos dentro, tierno y juguetón, libera el pensamiento y controla nuestra circulación. Es un estímulo acogedor, influyente y natural, consecuente y circunstancial ante una percepción. La razón es un enigma, está escondida su razón de ser, todo está en la mente, en el alma y en el ser. Cuando se razona hay una sensación de concentración, centrarse en cualquier pensamiento causa atención.

De la razón aparece la angustia o la ansiedad, aquellas ganas de hacer algo que se anhela sin parar. Pareciera que razonar y pensar fueran sinónimos las dos. Razonar es detenerse, en un solo pensamiento, darle prioridad. Pensar es, en todo lo que los cinco sentidos nos dan, las experiencias vividas, los recuerdos, las preocupaciones, que por ratos se cuelan entre todo ello sin parar. El razonamiento nos invita a pensar mejor algo, se detiene un instante y prescinde a la acción. Razonar es cómo reaccionar ante una posibilidad, la oportunidad única de retomar el vuelo hacia una vida más placentera y peculiar.

Aclarando nuestra mente, las ideas se presentan mejor, uno se siente más seguro y con confianza ante cualquier decepción. Cuando el fracaso llega, lo preferible es razonar, tomar las cosas con calma, evaluar y respirar. La razón cuando quiere dañar, se desprende de una persona arrogante para cortar las alas de otro que quiere aportar; tal vez, empieza a volar, a hinchar el ego, quitar del medio a quien tenga una mejor razón, es por ellos que lo deseable es olvidarnos un poco de la razón para ser más felices y no afligir al corazón, el hombre se vuelve egocéntrico y pierde la razón, no le da la oportunidad a nadie más de opinar, sino más bien de reprimirse y ser un ser que se muere en vida, sin luchar.

El hombre nació para vivir y no para morir, nació para dar sus ideas, ser creativo y no quedarse olvidado en un rincón. Que no seamos tímidos, sino espontáneos, deseosos de luchar por lo que queramos, que se escuchen nuestras voces y levantemos nuestra mirada hacia el horizonte donde lo que cuente sea la creatividad, la dignidad, la empatía y la unidad. Que el hombre no se deje humillar sino más bien sostenerse en pie y amarse más. Reconocer que la razón niega al corazón es lo más inteligente que el hombre pensó. Continuar en la razón es perder el tiempo, si lo hacemos sin pensar, pues si solo lo hacemos por dañar a otro no tiene porqué dársele oportunidad. La razón es un pensamiento, una idea que aportará.

Continuando con la razón, la cual aparece sin razón, pues depende de lo que se quiera y lo que no.

La razón está entre ceja y ceja, allí es donde se concentra y dar un paso hacia adelante se combina con la misma esencia de la razón.

La razón hace muecas, se expresa en el comportamiento humano, en el lenguaje corporal, a veces se detecta y a veces no. Es como cuando alguien me viene a buscar sin saber quién será y por qué razón.

La razón es consecuencia de los pensamientos, de los sentimientos que controlan cada sentido. La razón se asemeja a Dios, pues solamente Él sabe cuál es la razón de nuestro existir, el cual descubrimos a través de la vida, con miedos, aventuras y pasión.

Cuánta gente en el mundo, cuánta decisión, cuánto mal o buen pensamiento, cuan grande es el Señor, que así nos ama sin rencor.

Mi motivación es aprender a vivir a pesar de cada error, que, aunque por mucho que luche no logro enjuiciar mi mal comportamiento, tampoco eso quiere decir, que voy a dejar de andar con el pecado a cuestas, es mejor enderezar la mente y el corazón cada vez que se atraviesa alguna tentación. Las consecuencias nos dan experiencias que la razón nos dio o no nos dio.

Comprender al mundo entero sería perder la razón, ganar al mundo entero comprendiendo la razón es ganancia del corazón, sabiendo que la razón es Dios, quien me guía y optimiza a la acción.

La razón es un complemento del hombre, es un instrumento adecuado que optimiza al corazón.

Si supiera vivir no habría razón de vivir, es vivir como estoy, con aventuras problemáticas que despiertan mi intención.

Las costumbres vienen o aparecen también por la razón, el estilo de vida, la cultura, poco a poco van apareciendo ideas salidas de razones nuevas, o como he escuchado decir, ¿qué será primero? ¿El huevo o la gallina?, es decir, ¿la idea o la razón? Los hábitos han ejercido una forma de vida, ya sea que se vean buenos o malos, depende de la razón contenida en la mente humana.

La razón, para mí, nace de la idea, aquella que por algún motivo sucedió, entonces conviene repensar con detenimiento de donde nace un problema y tomar una decisión. La razón la usamos a base de experiencias ya vividas que van armando el rompecabezas de algún evento que pasó o que pasará.

Como decía en un momento anterior, la razón no debe basarse en sentimientos, porque estos entorpecen la mente y a la misma razón.

La razón construye vidas, la razón sondea el pensamiento, la razón limpia sentimientos y hace olvidar rencores pasados para vivir en paz.

Hay gente que no razona y se deja llevar por lo que dicen los demás, no tienen raciocinio y no piensan por sí mismas una solución.

Para razonar se necesita introspección, meterse en su mundo interior para calcular y luego actuar, y si se quiere, pues cautivar sin pretensión.

En la razón está la razón, en la razón está el vigor, en la razón están las ganas y la realización.

Solo la razón tiene la verdad de una vida serena y de felicidad. A pesar, de ser la razón, una luz en la oscuridad, no podemos negar que si no se disfruta la vida, no tiene derecho a hacernos apáticos a la verdad. Razonar, no es tampoco un motivo para ser egocéntricos, es un motivo más bien de la consciencia sin orgullo y vanidad. La razón pone al hombre con los pies en la tierra, protege su ignorancia y renueva su existencia, cada vez que se levanta de una caída a causa de su presunción y arrogancia. El ser humano cuando nace se siente seguro y sin razón, pero, una vez sale del nido pierde lo seguro y si no piensa con anterioridad, también, la razón, desde ese momento, la vida le ofrece oportunidades diferentes, con las cuales puede hacerse un camino y potenciar su razón, es a veces preferible ver varios puntos de vista con esa misma razón, y convocar a la intuición. La razón, puede ser un sentimiento, la razón, puede ser un pensamiento, la razón puede estar en el centro, a los lados, adelante o atrás, la razón puede ser la misma razón, pero, nunca le demos importancia a que sea la única opción.

La razón es la mirada al infinito, hacia la eternidad, la razón conmueve al alma y controla nuestra verdad, tampoco, hay que ser indecisos, pero, sí podemos usar la razón para muchos beneficios y para gobernar tan solo nuestra vida y no la de los demás.

La razón puede gobernar nuestra inspiración, pero, no gobernar, la razón de los otros, ni el orgullo en el corazón. La razón sirve para ser ejemplo, para dejar un legado a la humanidad, que no solo seamos nada sino también alguien, que contemple, se compadezca, sea sincero, sea grato con la vida y con todo lo que ella le da.

La razón vacila en nuestra mente, no seamos jactanciosos, tampoco luchemos contra lo que no podemos, es mejor ser honestos y saber que necesitamos a veces de otros para lograr lo que pretendemos, dejémonos guiar, dejémonos querer, pero, tampoco, nos dejemos gobernar por otros que nos vacilan, se viven de nosotros, veamos bien con quien razonamos la verdad y seamos justos hasta el final. La razón puede ser de todos, la razón tiene dueño, un solo dueño que controla la vida de todos, y ese es solo Dios.

No sé realmente porqué las controversias, porqué las contrariedades, ¿será que no todos tenemos razón?

Sostenernos en la razón, es un motivo muy fuerte para encontrar lo que tanto deseo con el corazón.

La razón es importante, es impulsiva, si se calla no camina hacia una vida de plenitud y gozo.

La razón tiene proceso, tiene pasos, es como la causa y el efecto a lo que vemos, escuchamos o sentimos.

La razón tiene alma, la razón tiene amor, aunque sea seca siempre, siembra la semilla de la cosecha que se cultivó la vez anterior.

La razón es inmensa, la razón es todo y nada, es más todo que nada, y conserva la paciencia, la ciencia de una solución, a un problema de un sistema que se adueña de la mente humana y el corazón.

El estímulo de la razón, es una batería, la que carga el deseo y la necesidad de una oportunidad grandísima con consecuencias profundas y que nos promete una vida con futuro eterno ante Dios, si así se quiere o si no.

La razón es verdadera, y tiene el contenido perfecto para llegar al éxito y a la satisfacción. La razón controla los nervios, consuela el alma en cualquier situación, la razón se complementa de sinceridad y franqueza, y energiza nuestras manos, nuestros pies, a nuestra actitud y renueva la emoción, aunque esta no es tan válida como la acción comprometida, hacia una vida plena, brillante y de seducción, ante posibles destellos de color que iluminan nuestro cielo por nuestro esfuerzo, nuestro trabajo y empeño por conquistar la Gloria de Dios.

La imprescindible razón nos ayuda mucho a controlar nuestros pensamientos, a ser verdaderos, a ser sinceros y con razón. A tener alma y vida ante cualquier situación.

En la razón veremos la luz y no la decepción, le veremos como un enigma, pero, siempre habrá una razón para colocar nuestras fuerzas ante la confianza y voluntad para sospechar de malas noticias o precariedad ante un motivo que nos envuelve con su negatividad. La razón siempre revelará que en el corazón queda una huella, una sensación de intranquilidad o limpieza ante diferentes motivos por cualquier oscuridad en la vida.

La razón es una opinión que puede que sea aceptada o no, o que sea refutada, ignorada, o puede ser auténtica u original en cualquier situación. La razón es una forma de ver las cosas, con mucha atención, ponerle cuidado a una situación que puede salir bien o no. La razón está en el ser humano, pero, sobre todo en el que lo creó.

Aún sin tener razón, la vida animal, tiene una razón de existir, la naturaleza en su totalidad, también contiene una razón de ser.

Considero que una razón obligada está en la fe, en creer, que existe un Dios por el cual existen tantas cosas. Solo aquellos quienes se dejan llevar por el mal son quienes dicen ser los que no creen tener un Dios. Una razón obligada, está en seguir y obedecer a Dios, solo Él tiene la verdad, el amor. Una razón obligada viene parte de Él, con amor, con un sincero sentimiento, pero, también con precaución.

El razonamiento es una extrema acción, tiene un ligero poder que envuelve al corazón, pero, también, depende qué tipo de corazón recibe esa razón para comprender y estar acorde entre dos o más individuos que combinan esa razón, el cual consiste en el pensamiento de uno, y el pensamiento del otro.

Cuando la razón, pensamiento, u opinión, no es aprobada hay una cierta reacción que resalta en quien no comparte la misma idea, y viéndolo bien, en el que lo comparte también. ¿Quién responderá a la razón de nuestro existir? ¿Será la vida?, ¿Será cuando llegue el juicio final? ¿Será cuando nos enfrentemos a Dios? ¿Cómo será que podríamos entender esa razón o motivo?

Hay una frase que he escuchado mucho, “tú eres la razón de mi existir”, ¿Será cierta esa frase, cuando alguien se refiere a alguien de quien se enamora? ¿Será esa la razón realmente de existir? ¿Un motivo cualquiera de la vida? ¿Una experiencia vivida?

Una razón obligada de existir, para mí, es el hecho de estar aquí, sin haberlo pedido, sin haber elegido yo mi existencia. Una razón obligada, está en vivir, en elegir la vida, en adoptar una vida serena y plena, en hacer de nuestro lugar, nosotros mismos un paraíso, aunque a veces los días se vuelven grises, aunque a veces sintamos que la vida no tiene razón de ser.

Una razón obligada compromete al corazón, a hacer un esfuerzo y convertir nuestras vidas al Señor. Una razón obligada obliga al vencedor, a aquél que convierte sus penas en alegrías y controla su emoción, que no se deja llevar por la ira, ni tampoco se deja llevar por el temor. El temor, es la razón del miedo, aquella sensación que nos quita la razón, aquella que confunde nuestra mente y agita nuestro corazón.

Una razón obligada es una razón libre de cada ser, una opción de libertad, de justicia y expresión. Una razón obligada conquista a la razón. Una razón obligada por uno mismo es la razón, porque alguien dio la vida por mí, para ser sentenciado a muerte y porque en una razón de enseñanza a la conversión, a otro estilo de vida llena de Dios.

Una razón obligada también, no es una razón obligada, porque Dios no obliga a nadie a seguirle, pero, puede que mi corazón insista a seguirle sin razón. Una razón obligada no es una razón, pero, sí es una opción.

La única razón obligada no es una razón obligada, pero, sí una opción, es la vida en cuerpo y alma. La única razón obligada, es la vida, la que nos da un motivo, una sonrisa, una sensación, aquella que se asemeja a la felicidad de la que ando en busca yo.

Una razón obligada, contiene sensación, necesita carácter, necesita pasión, una caricia en la cara de la razón. Una razón obligada incita al corazón a introducir nuestro servicio a la Gloria de Dios.

Una razón obligada es una razón de vivir, es la batalla a la que me enfrento para socorrer mi alma de la abundancia del mal que entorna el ambiente de nuestros días, por eso, hay que buscar y buscar, no importa si es grande o pequeña una acción, no importa si las cosas son sencillas o no, la felicidad es solo un instante, convive con ella en cada segundo, en cada minuto, para que no veas la felicidad tan lejana con el objetivo de que solo al lograr algo yo encuentre esa felicidad.

La felicidad es una razón de vivir, pero, también, una razón para centrar el corazón, la felicidad no está en el desenfreno, ni en el relajo de nuestras actuaciones, sino que, en la convicción de encontrar el centro de la vida, en convivir con aquél con el que no estoy de acuerdo y respetar su forma de ser y pensar.  

Una razón obligada es la felicidad, es aquella que alimenta al alma de energía sinigual. La felicidad contagia, y es un motivo para sonreír, se contiene de esperanza, y energía para resistir el trayecto de la vida, desde el principio hasta el fin. Una razón obligada es la felicidad completa que envenena el alma para acariciar los sinsabores de la vida, y aprender a vivir con ello, como una fuerza que induce hacia la eternidad, con afán, y también con fe, como impulso y una razón obligada para no rendirse y seguir viviendo.

Una razón obligada es la fe, la que nos ayuda a tener creencia en nuestras capacidades para vencer. Una razón obligada, defiende nuestra fe, la sostiene y mantiene con toda el alma y nuestro ser. Una razón obligada, obliga a la fe a que se llene de poder nuestro propio corazón, y convencer el de otros si quieren triunfar y trascender.

Una razón obligada, transforma nuestro ser, la convierte en fortaleza, en belleza, en virtud y en una razón para mejorar nuestra actitud ante la vida, teniendo experiencias y convivencias que traspasan a un nuevo amanecer. Una razón obligada convive en nuestro ser, para actuar como una cosquillita en el cuerpo que nos molesta por querer avanzar, salir al exterior una idea que puede aportar a nuestra propia vida y a la de los demás.

La felicidad es una razón para vivir, nos muestra el camino más “fácil” hacia adelante, nos crea una actitud beneficiable para nuestra salud mental, pues, no está tan lejana para no atraparla. La felicidad está aquí y ahora. Una razón obligada hace ser feliz al razonador que encuentra paz y luz en cada decisión hacia un mundo mejor, en sensaciones y pensamientos más certeros en cada ocasión.

La felicidad es una razón obligada, porque entusiasma nuestro ser, optimiza al alma y le cautiva para recorrer la travesía desde un punto a otro, paso a paso, de forma lenta, pero, segura y discreta. La felicidad es una razón obligada porque ahuyenta a lo que nos hace mal, algo que puede suceder en tan solo un instante, dejarnos frustrados y decepcionados, pero, es que no debemos permitir que la enfermedad del mal se refugie en nuestro ser, la felicidad debe y tiene que ser la medicina para sacar esa mala espina de nuestro ser.

La felicidad es reservada y discreta, no está en los vicios, sino en el darse a sí mismo para cautivar a otros y llevarlos hacia el infinito, donde cada quien sea atraído por el amor que han tratado de corromper. La felicidad es un sentimiento que arrulla nuestros sentidos, incita a otros a tomar ejemplo a ese mundo que se ve imposible.

La felicidad es una razón diaria que debe ser conquistada por nuestra propia actitud, no salirse del renglón es importante para lograr una buena condición de superación personal y satisfacción. La razón de la felicidad ha estado siempre en nuestros mayores deseos, por eso, a veces soñamos despiertos con alcanzar metas y objetivos que combinen con nuestro ser. La felicidad viene de una pequeñísima razón, tal vez una simple y sencilla razón puede que haga un cambio en nuestra posición, puede que andemos perdidos, pero decididos llegaremos con razón.

El motivo de esa razón de la felicidad, tiene que estar en nuestro interior, a veces la dificultad está en encontrarla porque a veces hay que dejar otras ideas, sueños y planes por otros que no era lo que pensábamos sino los designios del que nos creó, pues todo motivo debemos dejarlo en manos de Dios porque sólo Él sabe y sabrá lo mejor.

La voluntad es parte de la razón de Dios, no tiene que ser lo que yo quiera, sino lo que Él quiera, y que sea así la vida entera, si yo quiero usar la voluntad que Dios me da que sea para decidir por Él, que no sea mi voluntad a la fuerza, sino la voluntad guiada por Él.  

En el cerebro está la razón, aquél que ordena cada movimiento de nuestro ser, aquél que contiene el alma, sentidos y conducta o comportamiento, ese cerebro, ese cuerpo que cada ser vivo tiene no nació solo porque sí, es una obra de arte, una obra maestra, que fue creada tan solo por el Creador, no puede haber otra razón, no sé por que algunos quieren llevar la contraria ¿Será por capricho, o será porque se sienten superiores a Dios?

El cerebro es un órgano magnífico creado para pensar, razonar y con los sentidos para admirar, sentir, olfatear, saborear y escuchar. Cuántas neuronas, cuánta razón para vivir, ¿Por qué la gente nos enrolamos al vivir?, ¿Por qué quieren meter en otros, otras ideas impuestas contrariando a las de Dios?, siguiendo al hombre quien no tiene toda la razón. Dios es la única razón, Él es quien sueña y crea una vida para nosotros con la originalidad de ser como somos, acaso como creen que Dios no existe, ¿Creen tener toda la razón? ¿Por qué ir a la inversa de Él? ¿Por qué ese gusto?

Entiendo que la vida no ha sido justa para algunos, pero, recordar que a veces nosotros mismos quienes nos buscamos un lío y otros vienen más bien para que seamos más fuertes. Aprender a vivir no es tan fácil, pero, aunque sea con rasguños y todo, llegaremos hasta el final, llenos de felicidad, porque encontraremos una luz en la oscuridad que nos muestre la forma correcta de vivir, pues nadie es perfecto y nadie tiene la razón, solo Dios, y a nosotros solo nos toca agradecer lo que nos tocó, por su razón, tan perfecta y discreta que tan solo Él creó.

La razón consiste en descubrir a Dios, quien no crea, pues Dios lo sabe y así acepta a ese corazón. Dios nos creó a su imagen y semejanza. Una razón obligada debe ser ese motivo, el buscar ese lugar infinito donde morar, pues el espíritu es quien sobrevive cuando partimos de este mundo terrenal. Ese espíritu debe lograr pasar pruebas en esta vida de la tierra, porque es quién impulsa nuestro andar y caminar, es quién dirige a que nos vayamos por un camino de perseverancia, aún cuanto vacilemos nuestros pies. El alma tiene que tener fe y esperanza para controlar nuestra angustia y ansiedad.

Una razón obligada tiene circunstancias y pruebas por las cuales pasar si queremos lograr algo con nuestra vida y con la de los demás. Una razón obligada es sensibilizar, pero, también, contemplar que debemos tener carácter y temple ante la adversidad. Una razón tiene energías para ser fortalecida y llevarla hasta alcanzar esa meta sin parar. Una razón tiene vida, una razón tiene verdad, pero también puede vacilar. A veces las falsas razones son las que hacen que algunos se rían de las razones de otros, y otros se lamentan, o se atreven a llegar a más, se dejan llevar por esas razones falsas de otros y no se dejan llevar por sus propios ideales, sino que por los de los demás.

Algunos llegan a creer tanto en la palabra del hombre, que se dejan inducir por esas palabras que se sacian de odios, burlas y rencor. La depresión puede hacer perder la razón, hace que el ser humano se desprenda de la fe y de su propio amor, porque si alguien no nos quiere como somos, pues estamos Dios y yo. Dios tiene el amor verdadero, y yo puedo creer en ese amor sincero para quererme yo también y así dar un poco de lo que tengo para quienes la pasan mal.

Una razón se desprende de una idea, y conviene darle sentido para que conviva conmigo y darle vida a ese sentido con razón.