Algunos seres humanos piensan
que las razones de ellos tienen que ser las razones de todos. Todo pensamiento
con razón es prioridad, pero no puede imponerse u obligarse, pero, desde la
antigüedad hasta este mundo actual y moderno, todos pelean por imponer la
razón, todos quieren ser partidarios de una razón incorporada en la sociedad, y
esas razones han llegado a florecer, a tomar decisiones, ya sean justas o no.
Considero importante reconocer que la razón podría no ser del todo la razón,
pareciera como un punto de vista, pero no, tiene análisis y tiene
determinación, ayuda a impulsar los pensamientos e involucra la acción, es una
forma de acudir a la percepción de una situación en la cual surge un problema y
se sumerge en la mente como una captación importante, al entender como se ha
forjado un problema que debe ser solucionado a contrarreloj.
El mundo está hecho de
razones, y quieren controlar las mentes humanas, quieren obligar al mismo ser
humano a tener esa misma razón, pero, la razón, se supone que es parte de la
toma de decisión correcta, y cuando sale a la luz, ante otros hay una reacción
de aceptación o no. La razón persuade, la razón está escrita en libros, en
diferentes opiniones, en discusiones. La razón es única y poderosa, la razón es
vivir, la razón es existir. Desde la antigüedad ha dominado a las masas, al
individuo por sí mismo. La razón, tiene convencimiento, controversias y a veces
incomprensión, a veces es impuesta sin razón.
La razón tiene conciencia,
sabe qué sí y qué no. La razón pelea su lugar en la sociedad, quiere dirigir,
quiere conducir y manipular. Algunos son obsesivos con la razón, se oponen a
los diferentes pensamientos y solo ellos tienen la razón, no ven un mundo de
posibilidades sino solo el de una opción. La razón está en cada mente humana, y
conmueve a otros cuando salen de la mente a la boca, palabras que contagian y
se vuelven decisión. La razón ha cambiado al mundo, por sí o por no, y sigue
siendo la misma sensación.
La razón controla la mente de
quien piensa hasta que sale a la luz, a veces se queda en el silencio y otras
veces no, depende el momento, depende la ocasión, en la que se exhibe para
tomar una decisión. La razón es invisible, a veces se deduce o no, encamina al
individuo a lograr éxitos y metas, a ser comprometido y a luchar por su razón.
Conviene esperar, a que la razón convenza al mismo que la piensa, y a que sea
un proceso de una a una cada decisión. Cada paso es una razón, que lleva al ser
humano a la acción, a alcanzar sus compromisos o metas.
La mente humana es poderosa,
es inquieta y camina al son del pensamiento según sentidos y emoción. La razón
es el estudio de un caso sin razón, pero, que poco a poco inquieta al alma con
pasión, envuelve al ser humano y lo contamina de poder, a veces no sale como
es, pero, el hombre tiene más mente y más razones para convencer. La razón
tiene movimiento, la razón ha dejado huella en el mundo, ha sido, a veces buena
y a veces no, contiene mucha energía, y la experiencia que deja es fortalecida
cada día más. Los pensamientos de la gente se vuelven una razón obligada para
actuar y cumplir un sueño, una meta. ¿Qué sería la vida sin la razón? Pues
considero que todo hubiera sido nada, la inteligencia no existiría, y las
cabezas, ¿estarían vacías?, vivir solo por vivir, sin sentido, seríamos una
especie de animal más, y aun así lo somos, la conciencia no nos hablaría,
seríamos solo animales mamíferos que deambularían sin parar.
La razón está en la mente y no
en el corazón, pero, considero que los dos se complementan en cada sensación y
de vez en cuando los dos tienen toda la razón. Un presentimiento puede tener
razón. La razón se comenta, a ver si conviene o si no, a veces se calla por no
cometer un error. El hombre ha sido reprimido de su razón, prefiere callar y no
luchar por su misma razón. A veces, la razón es callada por otros, porque esos
otros creen tener otra razón, por eso en el mundo hay tanta gente que se calla
ante la indignación, hay otros que tienen valor, y se enfrentan ante la razón
de esos otros porque puede que sea mejor. La razón es inquieta, es latente, a
veces se manifiesta sin palabras, y recurre a otra opción para salir a
protestar ante la discriminación.
La razón es de cada quién, ya
sea que tenga toda la razón o no, lo importante es sacar lo que hay en el
interior. No hay que ser pasivos, hay que estar mejor convencidos de que todos
puede que tengan razón. Hay una razón que sobresale más que otra y hay que ser
conscientes de que puede ser mejor para solucionar un problema y tomar una
decisión. Parece sencillo tener razón, pero, no es tan fácil quiérase o no,
pues depende de la posición del otro, pero, pueden complementarse si están de
acuerdo y cerrar una negociación. Tener razón es cuestión de análisis y de
comprensión, a veces tiene que verse si conviene o no.
Las razones se han
desarrollado desde el principio del hombre hasta hoy, ha invadido las mentes
humanas y el corazón. Aunque digan que la razón está en la mente y no en el
corazón, los dos tienen alguna conexión al tomar acción. Una razón puede
cambiar al mundo, una razón también puede destrozar el corazón, así como
también una razón puede destruir todo un progreso, o dañar la situación. Una
mentira puede tener razón, pero, una razón no miente al corazón. El corazón
detecta la verdadera razón, se llena de incertidumbre y de obsesión, por
aquello que no tiene razón.
La vida es una razón para
tener razón, no es cuestión de abandonarse a la suerte, dejarse morir, no es
una razón para huir de los problemas y de la preocupación. Al tener un
problema, lo primero es tener mente fría y razonar, caer al veinte de la
verdad, lo mejor es aceptar la realidad, convencer al corazón de esa verdad.
Transformar el corazón es razonar, ser diferente para mejorar, es razonar, eso
no significa ser mejor que otro, si no ser una mejor versión de sí mismo.
Razonar es motivarse, calcular, cooperar, trabajar, luchar, aprender, estudiar,
conversar y experimentar.
Una razón es obligada, pues
cada quien lucha por su existir, por ser. Muchos han logrado sobresalir. El
porqué es necesario, en el ser humano, darse a sí mismo una explicación de
quién se es y porqué existe, lo importante es la creencia, la fuerza, más que
la justificación. La acción es voluntad, que da la razón.
La razón está en ver la
realidad de las cosas, en ponerle seriedad a una situación, a tener una mente
fría para conquistar un mejor pensamiento. Los sentimientos no juegan con la
razón un papel importante porque no nos dejan ver con claridad, nos ponen
ciegos y destruyen el enfoque con el que pretendemos conectar. Además, una
razón puede romper un corazón y tratarlo muy mal, es por ello que considero,
que siempre se nos ha dicho que poner la vida en los sentimientos no es razón,
pero, es que la razón sin sentimientos es como una sopa sin sal, no tiene
sentido, pero, también debemos ser conscientes de que nos puede ir muy mal.
Una razón obligada, es aquella
que deseamos con el corazón, aquella que no sale nunca de adentro y que motiva
nuestros días, la que nos da fuerzas y un motivo para vivir, es aquella que nos
da la intuición, la que coopera y empuja nuestro porvenir, nuestro caminar. Una
razón obligada, tampoco obliga al razonador, porque si no conviene, entonces,
mejor no. La razón es la lógica que nos transmite entendimiento, comprensión,
se compadece de nosotros sin opinión, es aquella que nos mira y nos seduce,
está en la incertidumbre y en el amor.
La razón enamora, y provoca
perseguirle a cada instante, nos acecha incansablemente, nos sostiene y nos
compromete en la búsqueda de la felicidad, de una opción para vivir, para
existir. La razón, es del niño que llevamos dentro, tierno y juguetón, libera
el pensamiento y controla nuestra circulación. Es un estímulo acogedor,
influyente y natural, consecuente y circunstancial ante una percepción. La
razón es un enigma, está escondida su razón de ser, todo está en la mente, en
el alma y en el ser. Cuando se razona hay una sensación de concentración,
centrarse en cualquier pensamiento causa atención.
De la razón aparece la
angustia o la ansiedad, aquellas ganas de hacer algo que se anhela sin parar.
Pareciera que razonar y pensar fueran sinónimos las dos. Razonar es detenerse,
en un solo pensamiento, darle prioridad. Pensar es, en todo lo que los cinco
sentidos nos dan, las experiencias vividas, los recuerdos, las preocupaciones,
que por ratos se cuelan entre todo ello sin parar. El razonamiento nos invita a
pensar mejor algo, se detiene un instante y prescinde a la acción. Razonar es cómo
reaccionar ante una posibilidad, la oportunidad única de retomar el vuelo hacia
una vida más placentera y peculiar.
Aclarando nuestra mente, las
ideas se presentan mejor, uno se siente más seguro y con confianza ante cualquier
decepción. Cuando el fracaso llega, lo preferible es razonar, tomar las cosas
con calma, evaluar y respirar. La razón cuando quiere dañar, se desprende de
una persona arrogante para cortar las alas de otro que quiere aportar; tal vez,
empieza a volar, a hinchar el ego, quitar del medio a quien tenga una mejor
razón, es por ellos que lo deseable es olvidarnos un poco de la razón para ser
más felices y no afligir al corazón, el hombre se vuelve egocéntrico y pierde
la razón, no le da la oportunidad a nadie más de opinar, sino más bien de
reprimirse y ser un ser que se muere en vida, sin luchar.
El hombre nació para vivir y
no para morir, nació para dar sus ideas, ser creativo y no quedarse olvidado en
un rincón. Que no seamos tímidos, sino espontáneos, deseosos de luchar por lo
que queramos, que se escuchen nuestras voces y levantemos nuestra mirada hacia
el horizonte donde lo que cuente sea la creatividad, la dignidad, la empatía y
la unidad. Que el hombre no se deje humillar sino más bien sostenerse en pie y
amarse más. Reconocer que la razón niega al corazón es lo más inteligente que
el hombre pensó. Continuar en la razón es perder el tiempo, si lo hacemos sin
pensar, pues si solo lo hacemos por dañar a otro no tiene porqué dársele
oportunidad. La razón es un pensamiento, una idea que aportará.
Continuando con la razón, la
cual aparece sin razón, pues depende de lo que se quiera y lo que no.
La razón está entre ceja y
ceja, allí es donde se concentra y dar un paso hacia adelante se combina con la
misma esencia de la razón.
La razón hace muecas, se
expresa en el comportamiento humano, en el lenguaje corporal, a veces se
detecta y a veces no. Es como cuando alguien me viene a buscar sin saber quién
será y por qué razón.
La razón es consecuencia de
los pensamientos, de los sentimientos que controlan cada sentido. La razón se
asemeja a Dios, pues solamente Él sabe cuál es la razón de nuestro existir, el
cual descubrimos a través de la vida, con miedos, aventuras y pasión.
Cuánta gente en el mundo,
cuánta decisión, cuánto mal o buen pensamiento, cuan grande es el Señor, que
así nos ama sin rencor.
Mi motivación es aprender a
vivir a pesar de cada error, que, aunque por mucho que luche no logro enjuiciar
mi mal comportamiento, tampoco eso quiere decir, que voy a dejar de andar con
el pecado a cuestas, es mejor enderezar la mente y el corazón cada vez que se
atraviesa alguna tentación. Las consecuencias nos dan experiencias que la razón
nos dio o no nos dio.
Comprender al mundo entero
sería perder la razón, ganar al mundo entero comprendiendo la razón es ganancia
del corazón, sabiendo que la razón es Dios, quien me guía y optimiza a la
acción.
La razón es un complemento del
hombre, es un instrumento adecuado que optimiza al corazón.
Si supiera vivir no habría razón
de vivir, es vivir como estoy, con aventuras problemáticas que despiertan mi
intención.
Las costumbres vienen o
aparecen también por la razón, el estilo de vida, la cultura, poco a poco van
apareciendo ideas salidas de razones nuevas, o como he escuchado decir, ¿qué
será primero? ¿El huevo o la gallina?, es decir, ¿la idea o la razón? Los
hábitos han ejercido una forma de vida, ya sea que se vean buenos o malos,
depende de la razón contenida en la mente humana.
La razón, para mí, nace de la
idea, aquella que por algún motivo sucedió, entonces conviene repensar con
detenimiento de donde nace un problema y tomar una decisión. La razón la usamos
a base de experiencias ya vividas que van armando el rompecabezas de algún
evento que pasó o que pasará.
Como decía en un momento
anterior, la razón no debe basarse en sentimientos, porque estos entorpecen la
mente y a la misma razón.
La razón construye vidas, la
razón sondea el pensamiento, la razón limpia sentimientos y hace olvidar
rencores pasados para vivir en paz.
Hay gente que no razona y se
deja llevar por lo que dicen los demás, no tienen raciocinio y no piensan por
sí mismas una solución.
Para razonar se necesita
introspección, meterse en su mundo interior para calcular y luego actuar, y si
se quiere, pues cautivar sin pretensión.
En la razón está la razón, en
la razón está el vigor, en la razón están las ganas y la realización.
Solo la razón tiene la verdad
de una vida serena y de felicidad. A pesar, de ser la razón, una luz en la
oscuridad, no podemos negar que si no se disfruta la vida, no tiene derecho a
hacernos apáticos a la verdad. Razonar, no es tampoco un motivo para ser
egocéntricos, es un motivo más bien de la consciencia sin orgullo y vanidad. La
razón pone al hombre con los pies en la tierra, protege su ignorancia y renueva
su existencia, cada vez que se levanta de una caída a causa de su presunción y
arrogancia. El ser humano cuando nace se siente seguro y sin razón, pero, una
vez sale del nido pierde lo seguro y si no piensa con anterioridad, también, la
razón, desde ese momento, la vida le ofrece oportunidades diferentes, con las
cuales puede hacerse un camino y potenciar su razón, es a veces preferible ver
varios puntos de vista con esa misma razón, y convocar a la intuición. La
razón, puede ser un sentimiento, la razón, puede ser un pensamiento, la razón
puede estar en el centro, a los lados, adelante o atrás, la razón puede ser la
misma razón, pero, nunca le demos importancia a que sea la única opción.
La razón es la mirada al
infinito, hacia la eternidad, la razón conmueve al alma y controla nuestra
verdad, tampoco, hay que ser indecisos, pero, sí podemos usar la razón para
muchos beneficios y para gobernar tan solo nuestra vida y no la de los demás.
La razón puede gobernar
nuestra inspiración, pero, no gobernar, la razón de los otros, ni el orgullo en
el corazón. La razón sirve para ser ejemplo, para dejar un legado a la
humanidad, que no solo seamos nada sino también alguien, que contemple, se
compadezca, sea sincero, sea grato con la vida y con todo lo que ella le da.
La razón vacila en nuestra
mente, no seamos jactanciosos, tampoco luchemos contra lo que no podemos, es
mejor ser honestos y saber que necesitamos a veces de otros para lograr lo que
pretendemos, dejémonos guiar, dejémonos querer, pero, tampoco, nos dejemos
gobernar por otros que nos vacilan, se viven de nosotros, veamos bien con quien
razonamos la verdad y seamos justos hasta el final. La razón puede ser de
todos, la razón tiene dueño, un solo dueño que controla la vida de todos, y ese
es solo Dios.
No sé realmente porqué las
controversias, porqué las contrariedades, ¿será que no todos tenemos razón?
Sostenernos en la razón, es un
motivo muy fuerte para encontrar lo que tanto deseo con el corazón.
La razón es importante, es
impulsiva, si se calla no camina hacia una vida de plenitud y gozo.
La razón tiene proceso, tiene
pasos, es como la causa y el efecto a lo que vemos, escuchamos o sentimos.
La razón tiene alma, la razón
tiene amor, aunque sea seca siempre, siembra la semilla de la cosecha que se
cultivó la vez anterior.
La razón es inmensa, la razón
es todo y nada, es más todo que nada, y conserva la paciencia, la ciencia de
una solución, a un problema de un sistema que se adueña de la mente humana y el
corazón.
El estímulo de la razón, es una
batería, la que carga el deseo y la necesidad de una oportunidad grandísima con
consecuencias profundas y que nos promete una vida con futuro eterno ante Dios,
si así se quiere o si no.
La razón es verdadera, y tiene
el contenido perfecto para llegar al éxito y a la satisfacción. La razón
controla los nervios, consuela el alma en cualquier situación, la razón se
complementa de sinceridad y franqueza, y energiza nuestras manos, nuestros
pies, a nuestra actitud y renueva la emoción, aunque esta no es tan válida como
la acción comprometida, hacia una vida plena, brillante y de seducción, ante
posibles destellos de color que iluminan nuestro cielo por nuestro esfuerzo,
nuestro trabajo y empeño por conquistar la Gloria de Dios.
La imprescindible razón nos
ayuda mucho a controlar nuestros pensamientos, a ser verdaderos, a ser sinceros
y con razón. A tener alma y vida ante cualquier situación.
En la razón veremos la luz y
no la decepción, le veremos como un enigma, pero, siempre habrá una razón para
colocar nuestras fuerzas ante la confianza y voluntad para sospechar de malas
noticias o precariedad ante un motivo que nos envuelve con su negatividad. La
razón siempre revelará que en el corazón queda una huella, una sensación de
intranquilidad o limpieza ante diferentes motivos por cualquier oscuridad en la
vida.
La razón es una opinión que
puede que sea aceptada o no, o que sea refutada, ignorada, o puede ser
auténtica u original en cualquier situación. La razón es una forma de ver las
cosas, con mucha atención, ponerle cuidado a una situación que puede salir bien
o no. La razón está en el ser humano, pero, sobre todo en el que lo creó.
Aún sin tener razón, la vida
animal, tiene una razón de existir, la naturaleza en su totalidad, también
contiene una razón de ser.
Considero que una razón
obligada está en la fe, en creer, que existe un Dios por el cual existen tantas
cosas. Solo aquellos quienes se dejan llevar por el mal son quienes dicen ser
los que no creen tener un Dios. Una razón obligada, está en seguir y obedecer a
Dios, solo Él tiene la verdad, el amor. Una razón obligada viene parte de Él,
con amor, con un sincero sentimiento, pero, también con precaución.
El razonamiento es una extrema
acción, tiene un ligero poder que envuelve al corazón, pero, también, depende
qué tipo de corazón recibe esa razón para comprender y estar acorde entre dos o
más individuos que combinan esa razón, el cual consiste en el pensamiento de
uno, y el pensamiento del otro.
Cuando la razón, pensamiento,
u opinión, no es aprobada hay una cierta reacción que resalta en quien no
comparte la misma idea, y viéndolo bien, en el que lo comparte también. ¿Quién
responderá a la razón de nuestro existir? ¿Será la vida?, ¿Será cuando llegue
el juicio final? ¿Será cuando nos enfrentemos a Dios? ¿Cómo será que podríamos
entender esa razón o motivo?
Hay una frase que he escuchado
mucho, “tú eres la razón de mi existir”, ¿Será cierta esa frase, cuando alguien
se refiere a alguien de quien se enamora? ¿Será esa la razón realmente de
existir? ¿Un motivo cualquiera de la vida? ¿Una experiencia vivida?
Una razón obligada de existir,
para mí, es el hecho de estar aquí, sin haberlo pedido, sin haber elegido yo mi
existencia. Una razón obligada, está en vivir, en elegir la vida, en adoptar
una vida serena y plena, en hacer de nuestro lugar, nosotros mismos un paraíso,
aunque a veces los días se vuelven grises, aunque a veces sintamos que la vida
no tiene razón de ser.
Una razón obligada compromete
al corazón, a hacer un esfuerzo y convertir nuestras vidas al Señor. Una razón
obligada obliga al vencedor, a aquél que convierte sus penas en alegrías y
controla su emoción, que no se deja llevar por la ira, ni tampoco se deja
llevar por el temor. El temor, es la razón del miedo, aquella sensación que nos
quita la razón, aquella que confunde nuestra mente y agita nuestro corazón.
Una razón obligada es una
razón libre de cada ser, una opción de libertad, de justicia y expresión. Una
razón obligada conquista a la razón. Una razón obligada por uno mismo es la
razón, porque alguien dio la vida por mí, para ser sentenciado a muerte y
porque en una razón de enseñanza a la conversión, a otro estilo de vida llena
de Dios.
Una razón obligada también, no
es una razón obligada, porque Dios no obliga a nadie a seguirle, pero, puede
que mi corazón insista a seguirle sin razón. Una razón obligada no es una
razón, pero, sí es una opción.
La única razón obligada no es
una razón obligada, pero, sí una opción, es la vida en cuerpo y alma. La única
razón obligada, es la vida, la que nos da un motivo, una sonrisa, una
sensación, aquella que se asemeja a la felicidad de la que ando en busca yo.
Una razón obligada, contiene
sensación, necesita carácter, necesita pasión, una caricia en la cara de la
razón. Una razón obligada incita al corazón a introducir nuestro servicio a la
Gloria de Dios.
Una razón obligada es una
razón de vivir, es la batalla a la que me enfrento para socorrer mi alma de la
abundancia del mal que entorna el ambiente de nuestros días, por eso, hay que
buscar y buscar, no importa si es grande o pequeña una acción, no importa si
las cosas son sencillas o no, la felicidad es solo un instante, convive con
ella en cada segundo, en cada minuto, para que no veas la felicidad tan lejana
con el objetivo de que solo al lograr algo yo encuentre esa felicidad.
La felicidad es una razón de
vivir, pero, también, una razón para centrar el corazón, la felicidad no está
en el desenfreno, ni en el relajo de nuestras actuaciones, sino que, en la
convicción de encontrar el centro de la vida, en convivir con aquél con el que
no estoy de acuerdo y respetar su forma de ser y pensar.
Una razón obligada es la
felicidad, es aquella que alimenta al alma de energía sinigual. La felicidad
contagia, y es un motivo para sonreír, se contiene de esperanza, y energía para
resistir el trayecto de la vida, desde el principio hasta el fin. Una razón
obligada es la felicidad completa que envenena el alma para acariciar los
sinsabores de la vida, y aprender a vivir con ello, como una fuerza que induce
hacia la eternidad, con afán, y también con fe, como impulso y una razón
obligada para no rendirse y seguir viviendo.
Una razón obligada es la fe,
la que nos ayuda a tener creencia en nuestras capacidades para vencer. Una
razón obligada, defiende nuestra fe, la sostiene y mantiene con toda el alma y
nuestro ser. Una razón obligada, obliga a la fe a que se llene de poder nuestro
propio corazón, y convencer el de otros si quieren triunfar y trascender.
Una razón obligada, transforma
nuestro ser, la convierte en fortaleza, en belleza, en virtud y en una razón para
mejorar nuestra actitud ante la vida, teniendo experiencias y convivencias que
traspasan a un nuevo amanecer. Una razón obligada convive en nuestro ser, para
actuar como una cosquillita en el cuerpo que nos molesta por querer avanzar,
salir al exterior una idea que puede aportar a nuestra propia vida y a la de
los demás.
La felicidad es una razón para
vivir, nos muestra el camino más “fácil” hacia adelante, nos crea una actitud
beneficiable para nuestra salud mental, pues, no está tan lejana para no
atraparla. La felicidad está aquí y ahora. Una razón obligada hace ser feliz al
razonador que encuentra paz y luz en cada decisión hacia un mundo mejor, en
sensaciones y pensamientos más certeros en cada ocasión.
La felicidad es una razón
obligada, porque entusiasma nuestro ser, optimiza al alma y le cautiva para
recorrer la travesía desde un punto a otro, paso a paso, de forma lenta, pero,
segura y discreta. La felicidad es una razón obligada porque ahuyenta a lo que
nos hace mal, algo que puede suceder en tan solo un instante, dejarnos
frustrados y decepcionados, pero, es que no debemos permitir que la enfermedad
del mal se refugie en nuestro ser, la felicidad debe y tiene que ser la
medicina para sacar esa mala espina de nuestro ser.
La felicidad es reservada y
discreta, no está en los vicios, sino en el darse a sí mismo para cautivar a
otros y llevarlos hacia el infinito, donde cada quien sea atraído por el amor
que han tratado de corromper. La felicidad es un sentimiento que arrulla
nuestros sentidos, incita a otros a tomar ejemplo a ese mundo que se ve
imposible.
La felicidad es una razón
diaria que debe ser conquistada por nuestra propia actitud, no salirse del
renglón es importante para lograr una buena condición de superación personal y
satisfacción. La razón de la felicidad ha estado siempre en nuestros mayores
deseos, por eso, a veces soñamos despiertos con alcanzar metas y objetivos que
combinen con nuestro ser. La felicidad viene de una pequeñísima razón, tal vez
una simple y sencilla razón puede que haga un cambio en nuestra posición, puede
que andemos perdidos, pero decididos llegaremos con razón.
El motivo de esa razón de la
felicidad, tiene que estar en nuestro interior, a veces la dificultad está en
encontrarla porque a veces hay que dejar otras ideas, sueños y planes por otros
que no era lo que pensábamos sino los designios del que nos creó, pues todo
motivo debemos dejarlo en manos de Dios porque sólo Él sabe y sabrá lo mejor.
La voluntad es parte de la
razón de Dios, no tiene que ser lo que yo quiera, sino lo que Él quiera, y que
sea así la vida entera, si yo quiero usar la voluntad que Dios me da que sea
para decidir por Él, que no sea mi voluntad a la fuerza, sino la voluntad
guiada por Él.
En el cerebro está la razón,
aquél que ordena cada movimiento de nuestro ser, aquél que contiene el alma,
sentidos y conducta o comportamiento, ese cerebro, ese cuerpo que cada ser vivo
tiene no nació solo porque sí, es una obra de arte, una obra maestra, que fue
creada tan solo por el Creador, no puede haber otra razón, no sé por que
algunos quieren llevar la contraria ¿Será por capricho, o será porque se
sienten superiores a Dios?
El cerebro es un órgano
magnífico creado para pensar, razonar y con los sentidos para admirar, sentir,
olfatear, saborear y escuchar. Cuántas neuronas, cuánta razón para vivir, ¿Por
qué la gente nos enrolamos al vivir?, ¿Por qué quieren meter en otros, otras
ideas impuestas contrariando a las de Dios?, siguiendo al hombre quien no tiene
toda la razón. Dios es la única razón, Él es quien sueña y crea una vida para
nosotros con la originalidad de ser como somos, acaso como creen que Dios no
existe, ¿Creen tener toda la razón? ¿Por qué ir a la inversa de Él? ¿Por qué
ese gusto?
Entiendo que la vida no ha
sido justa para algunos, pero, recordar que a veces nosotros mismos quienes nos
buscamos un lío y otros vienen más bien para que seamos más fuertes. Aprender a
vivir no es tan fácil, pero, aunque sea con rasguños y todo, llegaremos hasta
el final, llenos de felicidad, porque encontraremos una luz en la oscuridad que
nos muestre la forma correcta de vivir, pues nadie es perfecto y nadie tiene la
razón, solo Dios, y a nosotros solo nos toca agradecer lo que nos tocó, por su
razón, tan perfecta y discreta que tan solo Él creó.
La razón consiste en descubrir
a Dios, quien no crea, pues Dios lo sabe y así acepta a ese corazón. Dios nos
creó a su imagen y semejanza. Una razón obligada debe ser ese motivo, el buscar
ese lugar infinito donde morar, pues el espíritu es quien sobrevive cuando partimos
de este mundo terrenal. Ese espíritu debe lograr pasar pruebas en esta vida de
la tierra, porque es quién impulsa nuestro andar y caminar, es quién dirige a
que nos vayamos por un camino de perseverancia, aún cuanto vacilemos nuestros
pies. El alma tiene que tener fe y esperanza para controlar nuestra angustia y
ansiedad.
Una razón obligada tiene
circunstancias y pruebas por las cuales pasar si queremos lograr algo con
nuestra vida y con la de los demás. Una razón obligada es sensibilizar, pero,
también, contemplar que debemos tener carácter y temple ante la adversidad. Una
razón tiene energías para ser fortalecida y llevarla hasta alcanzar esa meta
sin parar. Una razón tiene vida, una razón tiene verdad, pero también puede
vacilar. A veces las falsas razones son las que hacen que algunos se rían de
las razones de otros, y otros se lamentan, o se atreven a llegar a más, se
dejan llevar por esas razones falsas de otros y no se dejan llevar por sus
propios ideales, sino que por los de los demás.
Algunos llegan a creer tanto
en la palabra del hombre, que se dejan inducir por esas palabras que se sacian
de odios, burlas y rencor. La depresión puede hacer perder la razón, hace que
el ser humano se desprenda de la fe y de su propio amor, porque si alguien no
nos quiere como somos, pues estamos Dios y yo. Dios tiene el amor verdadero, y
yo puedo creer en ese amor sincero para quererme yo también y así dar un poco
de lo que tengo para quienes la pasan mal.
Una razón se desprende de una idea, y conviene darle sentido para que conviva conmigo y darle vida a ese sentido con razón.